RENATA-REENCUENTRO
Emocionado a las ocho en punto veo llegar el tren con sueños en su equipaje.
Cómo recibir
tanto gozo a mis años. Renata asoma y abrazo su cuerpo frágil percibiendo el perfume
de siempre.
He vuelto a vivir después de tantos inviernos. ¡No sé
qué decir!
Transitamos esta vida treinta años separados con
nuestro amor intacto. —¡Mi vida, ya eres libre! —comento—: Él: repugnante castigador
no existe, lo hemos borrado. Beso los surcos de su piel…, profundos por el
sufrimiento. Amor ahora la vida es nuestra seremos felices.
—¡Tus hijos y
la policía nunca descubrirán cómo cayó del tren…!
<<<<<<<<<<
CALOR
SOFOCANTE
La
celebración era grandiosa, junto a Roberto fui saludando en forma metódica, grupos
de jóvenes dejaron de bailar al verme.
Con decenas
de ojos puestos en mí, insistentemente, empecé a sonrojarme; muchachas hermosas
acariciaban mi cuerpo completito deslizando sus dedos curiosos por mi piel,
acelerando mi corazón, Roberto para tranquilizarme, conversaba riendo.
No aguantaba el calor sofocante, ya moría y sonidos muy
agudos martillaban mi cerebro cansado, Roberto vino en mi auxilio.
“Se recalentó la batería”, ¡Qué celular! -escuché. Y me guardó en su bolsillo.
<<<<<<<<<<
DESCONSOLADAS
Las tres hermanas viudas muy viejitas, con sus deditos
torcidos no podían coser. Para sujetar toda su ropa lo hacían con prendedores.
Su paseo de mediodía era caminar al cementerio con flores para sus
maridos.
Un día, se retrasaron porque no podían terminar de
vestirse. Enredadas en sus refajos buscaban desesperadas con sus calzones a la
rodilla y protestando a todo pulmón: —¿Dónde se habrán metido estos cabezones
desgraciados? ¡¡¡Saben que cuando nos levantamos son indispensables!!! Ahora
que los necesitamos desaparecen. ¡Virgen
Santa! —las tres a coro.
Mientras “los
alfileres de ganchos”, se reían a carcajadas agazapados en un rincón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario