Acunados en tierno regazo, colmados de fragancias,
vigilantes de la leña y de las llamas que dan
calor,
olores dulces benditos emanados del hogar
sabores de canutitos... ¡Siempre se
recordarán!
Alegres y revoltosos niños, por balcones y
corredores,
aguzados los sentidos para jugar a perseguir
cuatro hermanos de la niñez abrazados
¡Contentos de vivir!
Grácil figura, elegante y risueña
con caricias generosas de sus manos,
por los pasillos impregnaba dulce huella
junto a ti ese nido estaba seguro.
Mas, de pronto…,
El olorcito casero se extinguió…
el lugar a perfumes de rosas se impregnó
¡Reina el caos!
Sorprendente y negro rumor, todo congeló.
Con penita en el portal pequeñitas y
sollozando,
con sus vida abrumadas y cansadas,
en palpitante delantal lágrimas enjugando.
¡Cuatro vidas a la suerte y sólo en Dios poder
confiar!
Reconociendo el cariño que recibieron esas
almas.
fiel y certero consuelo, marcha habitual y
tangible,
se comprometen a una vida honesta y cristiana
¡Por el gran amor con que ella siempre regó
este suelo!
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