En
el torrente de sus sentimientos inmersa, cual luciérnaga acobardada en luz-día,
atropellada por palabras hirientes de aquel amor que sin consideración
arremetió.
Mezclada en bruma sorda, permanece
largamente dubitativa.
¿Qué confusión ha apartado el sueño
maravilloso vivido en un soplo?
¿Dónde quedó la inocencia?
¿Cómo se ha cubierto el suelo de hojarasca
sin arreciar el viento?
¡Se ha esfumado la alegría de su juventud de
un plumazo!
Elegida entre muchas; compitiendo con
magníficas mujeres.
Sin belleza… ¡Con sólo el aroma de la flor
recién cortada entre sus ropajes!
Por
dar prisa a sus sueños encaminó sus pasos dejando todo y enarboló su néctar con
los ojos cerrados, sin medir consecuencias. Fugazmente vio tras el nublado
cristal estrellarse con ese corazón ataviado de quimeras, palpitante de pasión,
que la esperaba y que con sus encantos de galán dejó vacío su equipaje.
La
savia extinguió…
Se
aleja en el tren de los suspiros calzando su bagaje, a refugiarse en tranquilas
realidades con sus truncadas alas cargadas de experiencias y un seducido
corazón que sordo, no atesora voluntades.
Bajo
sus ropajes oculta su abultado vientre… ¡Con la esperanza de nuevos soles!
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