Al desprender cada día
una hoja
de mi corazón, ocres
trigales,
aferrada a la rigidez de
tu recuerdo…
¡Lo perfumo con albahacas
y azahares!
Volverás, si vuelven los
momentos
con sangre viva de frutos nupciales,
a estremecer mi ser, mi
mente y mis anhelos.
¡Y a mi boca prender
besos primaverales!
En suspiros enredarte en mis adentros
girar en nuevos y furtivos
anocheceres
acariciados de auroras,
lunas, sol y viento.
¡Con bruñida flama, remozar mis áridos jardines!
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