De la dicha que un día me
robaste
aún salpica en mi alma
tus besos de rubí,
curarme no he podido, fue
lo que dejaste
tu amor rastrero y fatuo
que yo no intuí.
Fugaz pasó aquel tiempo vivido
en madrugadas
¡Y como astro
esplendoroso, mimoso él llegó!
Arrasando del cielo miles
de alboradas
y engarzarlas al pecho
que acicaló mi corazón.
De mi mano tú existencia
siempre va.
Aferrada su inocencia
tras tus pasos,
fallidas huellas que él
nunca pisará.
¡Egoísta destino en
inocentes brazos!
Bregando con fe tenaz en
la distancia
florecido en ternezas y
espontaneidad,
aferrado de mi mano él,
la verdad descifrará.
¡Sereno va mi niño con fe en la humanidad!
21/08/2013.
00000000000
No hay comentarios:
Publicar un comentario